BERGEN A OSLO

18º Día. BERGEN A OSLO 518 KM. Tiempo empleado: 8 horas y media.
23 de Julio de 2012

El tiempo en lugar de mejorar ha empeorado bastante. Son las cuatro de la mañana y empezamos a montar las maletas en las motos diluviando, no se escucha una mosca no tenemos ánimo para nada, mal empieza la mañana.
A partir de este momento no hay fotos hasta la cercanía de Oslo, el motivo está claro. Las primeras dos horas fueron para olvidar, noche cerrada con una lluvia que nos llegaba por arriba y por debajo de la moto. La visibilidad era la moto de delante o al menos la luz trasera que me servía como referencia.
La carretera ya la conocíamos pues debíamos volver por nuestros pasos del día anterior hasta pasado Aurland donde cogíamos un desvío hacía Oslo. Por lo tanto volvimos a pasar por todos los túneles que nos sirvieron como paraguas. Cuando salíamos de los túneles el agua caía en forma de cascadas por las paredes y las caídas de agua que habíamos visto el día anterior ahora se multiplicaban en tamaño. A las siete y media de la mañana habíamos recorrido 150 km.
El tiempo empezó poco a poco a mejorar aunque la carretera para ser camino de una capital seguía siendo pésima, a veces por carretera de montaña con obras y sólo en los últimos cien kilómetros la carretera mejoraba aunque seguía siendo de un solo carril. El paisaje ha cambiado drásticamente con respecto a nuestros días anteriores.







Nos vamos acercando a la capital y dejamos a un lado la triste y famosa isla Utoya. 



Entramos en Oslo con mucho tráfico pero con ayuda del navegador vamos del tirón hasta el embarque. Son las una menos cuarto y lo hemos conseguido.









 
El embarque lo hacemos muy rápido a pesar de que la zona de espera está llena de coches, nos hacen entrar por un carril lateral y entramos los primeros en la zona superior de la bodega del barco.
Cada uno se apaña para amarrar las motos, nos reímos viendo como alguno realizaban nudos que sabíamos que no servían para nada, nosotros ya tenemos experiencia en el tema.








Subimos a nuestros camarotes y la primera sorpresa, lo amplio y confortable que son. El barco tiene trece plantas (sala de fiesta, centro comerciales, restaurantes, pub, zona de spa, ) lo necesario para que carguemos pilas.

 








 Nos duchamos y subimos para ver la salida del crucero.












El barco está lleno de restaurante de una gran variedad, tanto de gusto como para el bolsillo. Nosotros decidimos un italiano con un camarero portugués muy simpático.


Durante el trayecto en la zona central del barco se hacen espectáculos cada cierto tiempo que entretienen el viaje.




 Todavía se puede dar un paseo por cubierta aunque ya empieza hacer frio.


 
Cuando el barco empieza a entrar en mar abierto (mar del norte) nos marchamos al camarote y aprovechamos para una siesta que nos merecemos.


Quedamos por la noche para cenar, ya el barco no se mueve tanto y tras la cena nos vamos a ver un musical en el auditorio.


Una copas en un pub ingles y nos vamos a dormir, mañana desembarcamos en Alemania, nuestra conocida Kiel.