TRONDHEIM A ANDALSNES

Día 15. Trondheim a Andalsnes 332 km. Tiempo empleado: 7 horas y media
20 de Julio de 2012

Nos encontramos colgado en la puerta de la habitación una bolsa con el desayuno. Salvo el que escribe que es muy clásico y prefiere el café y tostadas el resto se toma el zumo, los bocadillos y una fruta que componían el pack desayuno.
Las motos han dormido muy cerca de la puerta del hotel ya que no tiene parking propio, aunque según nos dicen se trata de una zona muy tranquila, como todo noruega en general. Salimos sobre las  nueve de la mañana, hay que coger varios ferrys y si el tiempo acompaña haremos varias paradas para echar fotografias.




Hoy nos toca cruzar los famosos puentes de la carretera del Atlántico cruzando la región de los fiordos occidentales.
Para llegar, por lo pronto tenemos que pagar peaje en varios túneles que transcurren por debajo del nivel del agua.
Los noruegos se las tienen que ingeniar para llevar la luz de población en población saltando los miles de lagos y ríos.

Cogemos un primer ferry Halsa-Kanestraum que nos acerca hasta nuestra ruta atlántica, travesía corta y sin incidentes.




 
Nos vamos acercándonos al mar,  y nos presentamos en la famosa carretera del atlántico, por supuesto famosa por sus puentes. El tiempo parece que nos da una tregua y echamos buenas fotos.






Durante los seis años que duraron las obras se registraron hasta 12 tormentas con categoría de huracán. Son poco más de ocho kilómetros de recorrido que incluyen ocho puentes sobre el océano. El hito principal de la carretera es precisamente el puente de Storseisundet, el más largo de todos (260 metros), que realiza una curva espectacular.






Lo recorremos en sus dos vertientes para saborearlo mejor, eso sí, despacito para disfrutar del paisaje.

  
Vamos dejando el mar y nos volvemos a dirigir hacia el interior.






Un último ferry nos espera, Afarnes-Solsnes, siguiendo la carretera 64 hasta llegar a la población de Andalsnes.









Entramos en esta población, acompañados de nuestra inseparable lluvia, con la preocupación de no tener ningún camping ni hotel reservado. Empezamos la búsqueda y tras preguntar en varios hoteles nos presentamos en un camping a las afueras del pueblo. Nos indican que están completos y nos dejan una guía de los camping cercanos. Después de un sinfín de llamadas con igual número de negativas la chica del camping nos ve tan apurados que nos da las llaves de una cabaña que al parecer acababan de cancelar otras tres parejas “españolas”, ya es casualidad.






Cenamos en el restaurante del camping y nos llevamos la sorpresa de que celebran un día a la semana (hoy) el día del Trolls y se disfrazan los animadores visitando las cabañas.



Nos acostamos temprano, como siempre, que mañana nos espera la ruta de los Trolls.